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Nuestros pies contienen una diversidad de terminaciones nerviosas que reflejan lo acontecido en todo nuestro cuerpo, convirtiéndose en un reflejo cierto de todo lo que acumulamos en el organismo.
Por esta razón siempre recomendamos la realización de un masaje podal, para eliminar tensión, dolor y cansancio, obteniendo una relajación general.
Prestar atención especial a nuestros pies, aliviará la aparición e intensidad de ciertas patologías y desarreglos de tu organismo.
Aquí te enseñaremos cómo estimular o calmar las diferentes terminaciones nerviosas de tus pies, para empezar a disfrutar de un mejor estado físico con el mejor de los ánimos.
Representadas en nuestros pies, tenemos zonas de todo nuestro organismo. De allí que podemos relajar y tratar de mejorar ciertas afecciones empleando técnicas de masaje podal, para lograr beneficiar a todo nuestro cuerpo.
Los beneficios de recibir un masaje, con un aceite aromático, recorriendo cada centímetro de tus pies, te llevará a un estado de relajación, produciendo un descanso casi inmediato en toda tu carga de estrés.
Mejora el estado anímico, lograr aliviar ansiedad y cansancio mental.
Se logra eliminar dolor, actuando sobre las múltiples terminaciones nerviosas de nuestros pies. Se produce una relajación refleja en todo el cuerpo.
Logras liberar agentes tóxicos, ya que se activa el sistema linfático, encargado de depurar todos los residuos que llegan a través de la microcirculación.
Se previenen la aparición de enfermedades, por el hecho de que se aumenta la respuesta del sistema inmunológico, manteniéndolo libre de afecciones.
Mejora la condición de salud en general, produciendo un estado de bienestar general.
La realización de un masaje en los pies requiere de ciertos requerimientos en el paciente, terapeuta y la estancia.
El paciente debe acudir a la sesión con los pies debidamente higienizados, libres de cortaduras, o úlceras. Debe apartar el tiempo para disfrutar del masaje, sin apuros ni presiones.
El terapeuta debe mantener sus manos completamente libres de sucio, o restos de cremas de una terapia anterior.
Debe procurar mantener sus manos con una temperatura agradable, y facilitar el deslizamiento de ellas con un aceite aromatizado o neutro, según el requerimiento.
La estancia en donde se llevará a cabo la terapia de masaje podal, debe contar con un sillón ligeramente alto, con iluminación clara, pero no incandescente.
La temperatura debe ser agradable, sin llegar a ser fría, y de preferencia con música suave y relajante que contribuya al proceso.
Desliza y prepara la superficie de cada pie, desde el momento en que tomas el primer pie, realizamos un recorrido con ambas manos sobre el mismo.
Aprovecha para reconocer los puntos de tensión y dolor, al tiempo que impregnas la piel del aceite o crema aceitosa que empleamos.
Toma el tiempo necesario para lograr que tu paciente se sienta en confianza y más dispuesto.
Toma con firmeza el pie con una mano, mientras deslizas con presión de arriba hacia abajo, el lado correspondiente en el pie. Luego cambia para deslizar por el lado contrario.
Se presionarán con firmeza, cada dedo del pie, con movimientos deslizantes a modo de vaciamiento, pasando por cada uno de los cinco dedos.
Luego procedemos a ejecutar movimientos circulares amplios por toda la zona de la planta y dorso del pie, con firmeza si llegar a ser fuerte.
En ese recorrido de la planta del pie, puedes encontrar puntos o zonas de dolor. Se requiere de cierta presión sobre ellas, sin intentar activar, o reprimir el funcionamiento de esta zona corporal reflejada.
Recuerda que en el masaje podal, a diferencia del masaje de reflexología, no buscamos otra cosa que no sea relajar y aliviar tensión en general. No se busca tratar la disfunción de una zona o patología determinada.
Ocupa tiempo adicional en esos puntos más sensibles o dolorosos, haciendo un masaje local en ese punto, de afuera hacia dentro de un círculo imaginario que contiene la zona en cuestión.
Masajea de nuevo a forma general todo el pie desde las puntas al talón, como un repaso de lo realizado, realizando movimientos relajantes en tobillo y ante pie, movilizando cada articulación.
Repite el mismo procedimiento con el pie contrario, revisando cuidadosamente cada zona.
Aunque la finalidad del masaje podal, es conseguir relajación y bienestar general, no debes caer en la tentación de solucionar a fondo una situación tensional que viene acumulada por largo tiempo.
Es preferible ir, de a poco, que tratar de insistir en demasía, con el riesgo de lastimar o acentuar una afección existente.
De preferencia se debe citar para una sesión posterior, monitoreando la mejoría paso a paso.
La realización de una sesión de masaje podal, al menos una vez por mes, garantizara una armonía en tu cuerpo y mente que extrañaras siempre.
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